Ni Planeta Calleja, ni Desafío extremo , ni nada parecido... el riesgo de verdad es el que corremos la mayoría de las madres en nuestro día a día por hacer a nuestro retoños lo más felices posibles.. y si no os lo creéis , seguid leyendo esta entrada...
Los antecedentes:
Hace unos día invitaron a Elena a una fiesta de cumpleaños de un niño de su clase, que cumplía 4 añitos. Resulta además que ese niño vive en nuestro edificio. La fiesta era de piratas y había que ir disfrazado. Todo OK: teníamos deisfraz de pirata (comprado) del Halloween del año pasado. Madre tranquila.
La situación:
Aunque la invitación nos la habían dado estando mi hija mayor presente, dí por hecho que al ser una fiesta de peques, sólo estaría invitada Elena. Yo no sé vosotras, pero estas situaciones a mi me desconciertan un poco, y si no me dicen expresamente que están invitadas las dos me da mucho apuro encalomar a la otra. Si tengo suficiente confianza con la madre organizadora le pregunto si puedo llevar a las dos. Si no, prefiero llevar sólo a la que está expresamente invitada.
Sin embargo, la pobre Irene llevaba días mirandome con ojitos de cachorrito abandono porque quería ir a la fiesta. Además llevaba 5 días metida en casa con anginas y se estaba pirrando por salir un rato... y si había que disfrazarse, pues mejor.
Así que me lié la manta a la cabeza y el sábado a las 7 de la tarde le puse un mensaje a la madre del cumpleañero, que me dijo que por supuesto contaba ya con Irene y que era normal invitar a los hermanos... ¡qué alivio! y qué contenta Irene...
La cruda realidad:
En ese momento me dí cuenta de que no teníamos disfraz de pirata para Irene. Había hecho uno hacía un par de años para carnaval (aquí), pero por supuesto ese ya no nos valía. Así que las opciones se reducían a:
1.- Ir al chino a comprar un disfraz...
2.- Pañuelo en la cabeza, camisa blanca, leggings negros y botas...
3.- Coser un vestido de pirata niña en menos de 20 horas, sin patrón y con restos de tela de otros disfraces que pululaban por la casa, con una niña pegada a mi espalda preguntando cada 5 minutos si lo tendría listo para el día siguiente y teniendo que hacer las mínimas y esenciales tareas domésticas.
Supongo que ya habéis adivinado la que elegí yo...
El resultado:
Este es el resultado de varias horas frenéticas de costura... y la verdad es que estoy bastante contenta, aunque mis nervios , mi espalda y mi paciencia se han visto bastante alterados durante esta costura kamikaze.
La técnica:
Para hacer el vestido, partí de un patrón base que tenía a mano (este en concreto es el Louisa dress...como lo oís), dividiendo el delantero en partes para formar el chalequillo, el fajín y la camisa abullonada. El chalequillo delantero están confeccionado con terciopelo de disfraces en color negro. No tenía bastante para la trasera y la hice con rasete negro. La idea era colocar una cremallera invisible, pero lo único que tenía en casa era una cremallera azul marino y encima corta. Así que después de comprobar que le cerraba bien, coloqué velcro negro: sencillo y eficaz.
Sé que ahora está muy de moda el tema del orden y de tirar todo aquello que nos sobra y que no nos hace felices, etc, etc.. pero por una vez me he alegrado de ser una pequeña Diógenes, porque el disfraz está 100% confeccionado con restos de telas de disfraces y cintas que tenía por casa. Ya me diréis a donde iba a ir yo a por telas un sábado a las 7 de la tarde.
Aquí os muestro la pechera. La hice un poco a ojo y por eso creo que me quedó muy abullonada. Debí haber puesto menos tela, pero tampoco creo que quedase demasiado mal. El fajín va decorado con piquillo blanco. La idea era poner cintas negras, pero no tenía por casa.. y un poco de piquillo nunca queda mal, no? ;)
El cuerpo se termina con una mangas fruncidas por el bajo y rematadas con un zig zag rojo.
La falda me dió algunos quebraderos de cabeza. La idea original era haberla hecho en picos, pero el rasete es muy resbaloso y hacer un cordoncillo al bajo por cada pico se me antojaba demasiado arriesgado... no creo que mis nervios lo hubieran soportado..jeje. Así que decidí hacer una falda sencilla con el toque de la sobrefalda de rayas rojas y negra. De esta tela me quedaba muy poco, así que es como una semifalda.. no sé si es muy ortodoxo, pero con los disfraces siempre puedes permitirte ciertas licencias. Recogí la sobrefalda en una especie de flor en un lado y andando.
Iba a hacer un cinturón con un resto de polipiel pero no había tiempo de más.
Vestido terminado a las 14:00h... y a correeeeeeeerrrr....
La fiesta:
Ni que decir tiene que se lo pasaron pipa. Hubo castillo hinchable, chuches, disfraces y un animador.. ¿hace falta algo más?
(Sí, lleva las botas de montar...jijiji.. todo no podía ser perfecto ;))
Moraleja:
No lo hagáis. Id al chino. Apañad algo con lo que tengáis en casa. Vuestra espalda y vuestra salud mental os lo agradecerá..jajaja.. Y evitaréis convertiros en Gollum cada vez que alguien se acerca a tu mesa de costura.
Aunque como me han dicho en Instagram: El año que viene harás lo mismo. Y lo sabes.
Es que no tengo remedio.
Feliz lunes invernal y que tengais buena semana
Besos