Hola chic@s! Si recordais, a principios de septiembre, escribí en este blog una serie de entradas dedicadas a la idea de crear un armario cápsula para niños. Podéis ver esas entradas aquí, aquí y aquí.
Pues bien, pasado los tres meses de otoño, hoy vengo a contaros mi experiencia con este tipo de armarios y la conclusión que he sacado.
Primero os pongo un poco en antecedentes:
1. Cuando realicé el cambio de armarios de verano a otoño-invierno, me dí cuenta de que Elena, la pequeña, podía aprovechar muchísima ropa que ya no le servía a la mayor. Además mi hermana me pasó una bolsa enorme de ropa que mi sobrina también había dejado en buenas condiciones y que era una pena dejar guardada hasta que su hija pequeña la pudiera usar (se llevan cinco años de diferencia). Así que cuando ví la cantidad de ropa con la que me junté, decidí posponer el tema de la cápsula para su armario y aprovechar todo lo que habíamos podido reciclar.
En cuanto a las costuras, para mi peque sólo cosí un pantalón cargo, una chaqueta de forro polar, y un vestido de punto como parte de un reto de costura al que no pude decir que no. Pero lo cierto es que no me hubiera hecho falta coserle nada de nada. De hecho ni para Navidad le cosí algo especial. Aprovechó el Laure Dress que le cosí a la hermana el año pasado.
Acumulación de pantalones, propios y heredados. Todo lo contrario a la idea de la cápsula. Eso sí, probando el doblado de ropa del método Konmary |
2. En cuanto a la mayor me encontré con que había crecido bastante y no tenía mucho que aprovechar, por lo que la situación de su armario era ideal para comenzar con el experimento de la cápsula.
Asi que empecé comprando lo mínimo indispensable para llenar el armario, sobre todo cosas básicas como camisetas, leggings y ropa para el colegio.
Y es aquí, precisamente, en la ropa para el cole en la que la idea de la cápsula me empezó a fallar. Al principio iba muy bien, cuando las tardes aún eran largas y el tiempo permitía lavar y secar en cualquier momento. Pero al entrar mediados de noviembre, me dí cuenta de que no daba abasto para lavar, secar y planchar (que levanten la mano las que procastinan a la hora de planchar ^). Además mi hija iba dejando algunas prendas en casa de los abuelos que recuperaba días más tardes lavadas y planchadas por mi suegra, con lo cual había momentos en los que me faltaban cosas y me entraba el agobio de no tener qué ponerse (supongo que más psicológico que real). A eso hay que añadir que mi hija le hizo ascos a algunas cosas y que no había manera de ponerselas.
Conclusión: me fui a comprar ropa. Eso sí, ropa para el colegio: leggings, camisetas y alguna sudadera. Chándals le confeccioné dos (aqui y aqui) y algún pantalón suelto más. Procuré comprar pocas prendas y muy funcionales (alguna ganga o capricho cayó, una no es de piedra). Y nos hemos ido apañando bien, aunque hemos superado bastante el número de prendas que me propuse en un principio.
Mi hija ha usado mucho esta falda. Está hecha con el patrón de la Jupe Miniperle de Ivanne S. Aquí podeis ver mi primera versión. |
Donde sí me ha funcionado el tema de la cápsula es en la ropa de vestir. Con un vestido de punto, una falda y un vestido arreglado, he apañado las Navidades, que es la fecha en la que más usamos la ropa arreglada. Eso ha supuesto un considerable ahorro también en medias, zapatos y rebecas, porque procuré que los zapatos fueran neutros y conjuntasen con lo que teníamos. Mi hija además empieza a tener un número considerable (va por el 35) y ya no es tan fácil encontrar cualquier forma o color sin dejarte un pastizal. La era de un zapato para cada modelo creo que ha llegado a su fin, mal que me pese.
A modo de conclusión os diré:
- que la filosofía del armario cápsula me ha servido para mantener a raya el nivel, a veces excesivo y caprichoso, de la ropa que compro. También me ha permitido racionalizar la compra de zapatos y complementos.
- que he reducido mis costuras a aquellas prendas que realmente se usan y se amortizan. En este sentido, he comenzado a coser otro tipo de prendas que hasta hora no eran tan habituales en mi, como sudaderas y chándales.
- que nos ha obligado a ponernos las pilas con el tema de las lavadoras y la plancha (me parece algo positivo, porque a veces la montaña de plancha llegaba al techo).
- que como todo en la vida, los extremos no son buenos y aunque he procurado comprar con cabeza, un número fijo y tan reducido de prendas no fue suficiente para cubrir las demandas de mi hija. A un ritmo de uno o dos conjuntos al día, la ropa que calculé para el colegio y los días de diario fueron insuficientes. Supongo que si tus hijos llevan uniforme este problema se reduce bastante.
- por último, os diré que es cierto que a veces he echado de menos, y la niña también, algo más de variedad. La frase "es que siempre me pongo lo mismo" la he tenido que oir varias veces a lo largo de estas semanas.
Como veis todo tiene sus pros y sus contras. Yo me voy a quedar con lo bueno.
Un besote.
A modo de conclusión os diré:
- que la filosofía del armario cápsula me ha servido para mantener a raya el nivel, a veces excesivo y caprichoso, de la ropa que compro. También me ha permitido racionalizar la compra de zapatos y complementos.
- que he reducido mis costuras a aquellas prendas que realmente se usan y se amortizan. En este sentido, he comenzado a coser otro tipo de prendas que hasta hora no eran tan habituales en mi, como sudaderas y chándales.
- que nos ha obligado a ponernos las pilas con el tema de las lavadoras y la plancha (me parece algo positivo, porque a veces la montaña de plancha llegaba al techo).
- que como todo en la vida, los extremos no son buenos y aunque he procurado comprar con cabeza, un número fijo y tan reducido de prendas no fue suficiente para cubrir las demandas de mi hija. A un ritmo de uno o dos conjuntos al día, la ropa que calculé para el colegio y los días de diario fueron insuficientes. Supongo que si tus hijos llevan uniforme este problema se reduce bastante.
- por último, os diré que es cierto que a veces he echado de menos, y la niña también, algo más de variedad. La frase "es que siempre me pongo lo mismo" la he tenido que oir varias veces a lo largo de estas semanas.
Como veis todo tiene sus pros y sus contras. Yo me voy a quedar con lo bueno.
Un besote.